Falta me hace…

Falta me hace, ese poster de los Dragon Ball que me gané de niño en la juguetería, fue mi primer choreo, que lindo en esos años, era inimputable, ahora por profanar tumbas mayas y robarle la jubilación a tres abuelos me como siete años a dentro, para qué, si los mayas no sabían que existía el oro, y los viejos cobran luca trescientos.

Falta me hace, el desodorante en el penal de olmos.

Falta me hace, el family game, juego de familia, como si ésta consola la uniera, al contrario, nos cagábamos a piñas entre mis hermanos para jugar, éramos quince hermanos para dos joystick de los cuales andaba uno solo. Cuando estábamos en lo mejor del bardo, nariz rota, corte en la frente o varicela en mis hermanos, yo junto con el mayor estábamos sanos. Nos relamíamos para ver quien ganaba la pelea y así poder jugar al jueguito de los patos (era un bajón porque no teníamos la pistolita pero igual lo jugábamos) preparabas una Kame Hame Há para destruir a mi hermano (en nuestra época mirábamos Dragol Ball y no al pelotudo de Ben Diez como miran los guachos ahora) caía el viejo, pelaba el cinto entre otras cosas y mientras nos marcaba la hebilla con sus iniciales, (encima somos Pérez de apellido, y la P pica como la Puta que la Pario) les brindaba los primeros auxilios a mis hermanos.

Falta me hace, la espica para poder escuchar la carrera de burros por Radio Colonia.

Falta me hace, la libertad para poder verlas.

Falta me hace, plata para poder apostar.

Falta me hace, una conexión a internet para poder postear esta entrada en el blog.