Me conformo con que no me cuenten los vueltos delante de mío
porque sé que me están cagando en la cara y no puedo hacer nada.
Me conformo con que los tacheros no te empiecen a hablar de
sus problemas personales, en vez de ser uno un simple pasajero, pasa a ser
psicólogo, guía espiritual y mecánico en el caso de que se le corte el cable de
embrague o se le cierre el platino, porque soy tan salado que me subo a un
dacia hecho tacho, es el último dacia-taxi que hay en el mundo, pero como buen
pelotudo, lo tengo que agarrar.
Me conformo con que los almanaques que regalan en los
negocios para hacerse propaganda, tenga motivos acordes al rubro del mismo. Si
es una tintorería que tenga un saco sucio (el antes) y un saco limpio,
brillante (el después), ¡pero no! Tienen unos putos perros rodeados de flores,
o un salmo escrito y de fondo el ocaso, o frases hechas que son robadas de los
Dos corazones (las malas lenguas dicen que esas frases inmundas son escritas
por Ricardo, aunque él diga que no, porque no tiene tiempo ya que está ocupado
con sus gatos)
Me conformo con que las bici sendas (en el caso de que no
puedan ser destruidas) sean más angostas y no tengan la tecnología de guard ray
inteligente (te pegan un grito con la voz de cacho Fontana o Moria Casan cuando
te los estás por chocar “Mira para delante huevón/a” “Larga el teléfono
boludo/a” o “Pasame el numero de tu
hermana/a”), ni pinturas refletarías, cámaras de seguridad, dispenser de
profilácticos, música funcional, Wi-Fi ni tampoco simuladores del muro de
marley.
Me conformo con que las veredas sean de baldosas comunes,
las llamas “baldosas vainillas”, son las más feas y rústicas, pero las menos
resbaladizas y son muchos menos propensas a romperse y acumular agua debajo de
ellas, y si lo hacen por bien forras que pueden llegar a ser, la cantidad de
agua acumulada es menor debido a su tamaña mucho más chico que las demás
baldosas. El puto salpicón él cual
derivará en tu pantalón nuevo manchado no será tan nocivo para la estética del
mismo.
Me conformo con que los grandes científicos e inventores
japoneses, inventen una bombilla para el mate que nunca se tape. De esta manera
dejaremos de estar como unos pelotudos haciendo malabares para poder tomar
mate, dejaremos de acariciarle el culo al porongo, de levantarle la bombilla,
al porongo, de soplarle la bombilla, al porongo de le pegarle de canto a la
calabaza con un cuchillo. Todos estos rituales a veces parecen en vano y no
queda otra que cambiarle la llevar y arrancar de nuevo. Así que con esta bombilla
inteligente, autolimpiable, con saborisador de punta (o pico para los
doblesentidístas) y sintonizador de Fm, nos ahorraríamos de calentarnos, con
esa calabacita, mate de chapa enlozado, calabacita de vidrio, mate de plástico
o siliconas (no sé porque los malgastan en mates, cuando se hacen obras de arte
en los implantes mamarios con esta materia prima) o simplemente con tu porongo
porque se tapa la bombilla.
Me conformo con que los chicos copien esta idea y la
produzcan a gran escala, con una calidad que “zafe” para abaratar los costos de
esta bombilla y se pueda conseguir fácilmente en once.
También me conformo con que al menos un analfabeto abra este
puto blog.
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